LA CARPITA ¿Sabés Huguito?, dicen que por los años 40, fue cuna de piñas y gritos debajo de una carpa de lona: La Carpita, en la esquina de Junín e Iguazú, donde terminaba el recorrido el tranvía 2. Una pequeña curva de los rieles marcaba la vuelta hacia el centro previa tracción y enganche del mástil de carro con una cuerda, para enfilarlo rumbo a 9 de Julio y Chacabuco, de donde volvía a partir resonando hierro contra hierro, por un camino plagado de adoquines y tapitas de cerveza aplastadas a su paso. Pero para mí, su destino final no era la histórica esquina de la Panadería la Pobladora, si no la Carpita…como le decían. Era un Club de Barrio Pero había sido acuñada como la “Biblioteca Popular Amor a la verdad y Deportiva Unión Central”. - Vamo pa’ la Carpita muchacho, hoy a la noche pasan una peli en la cancha e básque! Creo que trabaja la Doris Day…¡e una peli de amor¨! Y a la noche ahí estábamos, sentados en las frías sillas de chapa con la bolsita de maní co...
Capítulo XX de la novela "Los elefantes del apocalipsis" --> --> Cualquier lugar - 10 de junio de 1978 - ¡Levantate anteojudo puto! ¡Levantate te digo! ¡Dale conchudo que tengo que ver el partido! Le dolía todo el cuerpo. ¿El cuerpo? ¿Qué cuerpo? Si ya no le quedaba nada que se pareciese a un cuerpo. Los testículos ya ni los sentía. Si no tuviera tanto dolor se reiría pensando en qué prácticos son algunos para hacer huevos fritos. ¿Quién se queja? ¡Quién se queja carajo! ¡No se quejen más, ya no los aguanto! A mí también me duele todo. ¡Laura,Laura! ¿Me escuchás? ¿Como te sentís?. ¿Tenés contracciones? ¡Pará che, pará te digo milico hijo de mil putas! ¡Cortala o me cago acá delante y vas a tener que comer esa basura que llamás comida con el olor a mi mierda! ¡Laura contestame carajo! ¡Desenchufá esa mierda la concha de tu hermana! ¡No te das cuenta que ya no tengo huevos! ¡Que querés que te diga, si ya te conté hasta como se llamaba mi p...
--> "2 de mayo de 1982" (Capítulo 18 del libro "Los elefantes del apocalipsis" de Daniel Leto) 15:50 hs. No puedo pensar. El ruido de las olas rompiendo sobre la proa llega hasta mi camarote. Lo único que se escucha. El resto es silencio. Me incorporo en la litera rústica. ¿Qué estoy haciendo yo allí?. Miro mi ropa. La siento extraña. Otra vez esa sensación rara de transformarme en un inmigrante del tiempo. Me asomo al ojo de buey. El mar. El mar. El mar. Me mareo. Tomo mi gorra, leo la inscripción: C.G.Belgrano. Miro mi reloj... 15:55 hs. Salgo tropezando con un jarro de aluminio tirado en el piso. Me abalanzo al pasillo. Transpiro. Me agito. Corro. Me agito. Palpito. Me agito. Jadeo. Llego a cubierta. Niebla, viento helado. El movimiento del crucero es tan violento como las olas. Ya no transpiro. Me paralizo con esa lengua líquida que aparece como un fantasma grisáceo por sobre la baranda de cubi...
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