"Tan pequeños como bellos" Micro radial "El pesquisante" en Edición Cyrano


Tan pequeños como bellos (programa del 6 de junio de 2010)

"Hace como dos mil años atrás, Yao Niang, que significa triste muchacha, comenzó a bailar lentamente la Danza del Loto sobre la plataforma de oro que imitaban esas flores. Sus pequeños pies, como dos medias lunas, refinadamente vendados con un paño de seda blanco, realzaban la belleza de su danza, que extasiaba a los presentes. El emperador Li Yu miraba a su concubina con el deleite de quien posee un preciado tesoro. Yao Niang, con los dientes apretados mientras soportaba el dolor que la inundaba desde abajo, seguía deslizándose sobre las flores de loto despertando la imaginación erótica de lo oculto y lo prohibido que encerraban sus pequeños pies"

Queriendo imitar su belleza, todas las mujeres de la corte y del resto del imperio vendaron sus pies y los de sus hijas, y los de casi mil millones de chinas que nacieron después de ellas. Esta práctica ha estado vigente por al menos 2.000 años. El proceso de vendaje empezaba cuando las niñas tenían entre 4 y 6 años, y era realizado por la madre. Antes de empezar se realizaba una consulta astrológica con el fin de elegir el día más adecuado para el comienzo del rito de vendaje y se ofrecían pastelillos de arroz a los dioses solicitándoles que los pies de su hija fueran tan suaves como esos pastelillos. Los pies eran puestos a remojo en agua con algunas hierbas, para eliminar todos los restos de pieles muertas, y las uñas se cortaban tanto como era posible. No superar los siete centímetros de pies era lo establecido. Después de un masaje, los 4 dedos más pequeños se rompían. Luego, se vendaban con seda o algodón empapado en líquido, un doloroso proceso, manteniendo esos dedos rotos apuntando hacia el talón. Cada dos días se retiraba el vendaje y se volvía a realizar. El proceso duraba dos años. Para entonces, los pies medían sólo unos 10 cm. Las únicas partes en contacto con el suelo eran su calloso talón y el dedo gordo. La presión continua del vendaje comprimía los nervios del pie, que se afectaban y perdían su función de recoger la sensibilidad del pie, siendo un pie “anestésico“, que no siente nada. Para que los pies se convirtiesen en loto dorado –obra de arte y objeto de deseo– debían medir sólo siete centímetros y reunir las siguientes características: ser delgados, pequeños, puntiagudos, arqueados, perfumados, suaves y simétricos. Estos hermosos pies fueron por cerca de un milenio el más oculto tesoro de las mujeres chinas y el más soñado placer de sus hombres.

Dice Don Mario Benedetti:
La mujer que tiene los pies hermosos
nunca podrá ser fea
mansa suele subirle la belleza
por tobillos pantorrillas y muslos
demorarse en el pubis…
que siempre ha estado más allá de todo canon
rodear el ombligo como a uno de esos timbres
que si se les presiona tocan para Elisa
reivindicar los lúbricos pezones a la espera
entreabir los labios sin pronunciar saliva
y dejarse querer por los ojos espejo
la mujer que tiene los pies hermosos
sabe vagabundear por la tristeza
Sin embargo, la belleza tenía un alto costo: el pie se deformaba y convertía en un pie cavo, comúnmente conocido como “pie con mucho puente” o pie muy arqueado, muy inestable y con una gran facilidad para las luxaciones de tobillo por no apoyar el pie correctamente en el suelo, al hacerlo con el borde externo, el contrario al “puente”. Comenzó siendo un lujo de ricos para extenderse y convertirse en un requisito para casarse. Además, existía la creencia popular de que la forma de andar que tenían las mujeres con los pies vendados fortalecía los músculos vaginales y concentraba los nervios del pie en una superficie más pequeña, convirtiéndolos en una zona más erógena. Como el apoyo del pie en el suelo se veía dificultado, para poder mantener el equilibrio su cuerpo sufría una hipertrofia de glúteos (un trasero más voluminoso y respingón) que resultaría más erótico o que al tener los pies así y no poder andar más que a pasitos era más difícil que se escaparan de casa.

"Yao Niang miró a su hombre sobre la cama. Él cerró los ojos inútilmente. Ella seguía estando frente a él; seduciéndolo con su fresca piel, su luminosa armonía, su clara actitud desafiante en ese juego de dos: cuerpo y mirada. Y sin embargo sus pequeños pies seguían vedados, ocultos para siempre, y los soñó casi perfectos. Casi, porque los imaginó sin ser mancillados por su función de apoyo; y sí, en cambio, devaneando en forma etérea, gráciles y puros"


En China el sexo era visto como una fuente regeneradora de la naturaleza y el placer sexual femenino como un elemento clave para alargar la longevidad del hombre. La mujer no se quitaría nunca la ropa interior ni sus zapatos, en presencia del hombre, ni siquiera durante el acto sexual. El vendaje era una manera de realzar la belleza y así despertar la imaginación erótica de lo oculto y lo prohibido.
La femineidad y el estatus también formaban parte del origen de esta práctica. Inicialmente el vendaje era exclusivo de mujeres de alta posición social y prostitutas (estas últimas pues dependían de su "feminidad" para atraer clientes). Además, los chinos dan mucha importancia a cubrir los cuerpos con ropa porque ésta es una de las diferencias entre el ser humano y el animal. A su vez, la ropa, las joyas y, muy especialmente, los zapatos se convierten en símbolos de estatus, por la calidad de los materiales y la minuciosidad de los bordados. Las familias más pobres no podían permitirse vendar los pies a sus hijas y mucho menos los caros complementos.
El vendaje de los pies, el símbolo más característico de la identidad femenina en la China tradicional, fue prohibido en 1911 y duramente perseguido por el gobierno comunista.
En 1957 se vendaron por última vez los pies de una china. Aun así, existe un pueblo muy conocido donde viven muchas mujeres con pies vendados. En el pueblo Beijiao de la provincia de Fujian, hay más de 20 ancianas, la mayoría de alrededor de 80 años, que tienen pies de loto de siete cm y medio.

Pablo Neruda nos cuenta que:
Cuando no puedo mirar tu cara
miro tus pies.
Tus pies de hueso arqueado,
tus pequeños pies duros.
Yo sé que te sostienen,
y que tu dulce peso
sobre ellos se levanta…
Y termina:
…Pero no amo tus pies
sino porque anduvieron
sobre la tierra y sobre
el viento y sobre el agua,
hasta que me encontraron.

Comentarios

patricia poglonig ha dicho que…
que bueno que hayas vuelto!!
patricia poglonig ha dicho que…
que bueno que hayas vuelto!!

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