DOS SOMOS MÁS
Del libro "Cuentos para no contar el principio" * Mención Especial en el Primer Certamen Literario del Litoral para Profesionales del Arte de Curar año 2000. Me senté frente al paciente y me dispuse a escuchar. Era casi rutinario. Digo casi, porque de vez en cuando aparecía alguien cuya catarsis no se asociaba a lo cotidiano. Pero, como dije, muy aisladamente. Suspiré, miré el reloj y traté de prestar atención. Quien tenía enfrente, era una persona del sexo masculino, de unos cincuenta y dos años, quien dijo llamarse Pedro. ─ Mire doctor ─ comenzó ─, lo vengo a consultar porque voy a cometer un acto de locura, casi demencial. ─ ¡Ahá! ─ dije tratando de darle trascendencia a la frase. ─ Yo soy mozo. Mozo de restaurante. Veinte años hace que trabajo en eso. ¿Sabe usted cómo trabaja un mozo de restaurante?. ─ Como cliente esporádico ─ contesté. ─ Lógico, o sea, ¡no sabe un carajo! ─ me contestó en un tono más subido. Me acomodé en el sillón pensando que la entrevista no sería un